TXT Pilar Vigneaux
IMG Gabriel Schkolnick
Los que amamos el sushi sabemos que no siempre es fácil encontrar un lugar que conjugue rica comida con excelente servicio. Y resultó ser que, luego de mucho buscar, dimos con ZUKI Lounge y su muy particular forma de atender al cliente. Aquí, en una sección que subraya el buen trabajo de los garzones, te contamos cómo trabaja este buenmozo.
A Martín lo encontramos en la puerta del restaurante. De entrada, nos dimos cuenta de que es extranjero. Mmm… ¿argentino, quizás? No, parece que no… ¿Colom…? No. “Hola, soy Martín y soy uruguayo” nos dice, muy seguro de sí mismo. Ah, uruguayo, claro. Y no sólo es uruguayo, sino que también es muy gentil, con sentido del humor y con unos expresivos ojos cafés. Hay que entrevistarlo, nos decimos. Así es que volvimos. Y volvimos porque Matías nos hizo sentir cómodos, como en casa, y nos atendió con verdadero cariño y meticulosidad. Y wow, eso hace una gran diferencia en toda experiencia culinaria.
“La gente se tiene que reír, tiene que olvidarse de lo que pasa afuera y pasarla realmente bien”.
“Nuestro concepto en ZUKI Lounge es que la gente la pase bien. Y, para eso, tenemos rica comida [muy cierto], les ponemos buena música, queremos que se entretengan. En general, vienen y se despiden por tu nombre. O vienen y preguntan por ti”, dice mientras los ojos le brillan. A Martín le gusta lo que hace. Quizás sea uno de los secretos del buenmozo. “Con los clientes me llevo muy bien. Me hacen chistes y por ahí me gritan ¡argentino!, cuando saben que soy uruguayo, o me preguntan de qué parte de Bolivia soy. Y ahí se crea una experiencia divertida en la mesa… y eso buscamos aquí”. Y le creemos. Martín nos hace reír y nos lee el pensamiento. ¿Qué mejor? “La gente se tiene que reír, tiene que olvidarse de lo que pasa afuera y pasarla realmente bien”, nos recalca este divertido buenmozo.
Martín explica que, con el humor, se generan lazos y anécdotas que después los clientes cuentan a sus amigos, por lo que termina viniendo cada vez más gente que, obviamente, pregunta por El uruguayo. O por El argentino, cuando no. Pero El uruguayo es garzón desde que llegó a Chile. Conoció a Mauricio Marchant, quien le ofreció una mano y, desde entonces, está en ZUKI Lounge, de cuerpo presente y de humor radiante: “Me gusta esto. Me gusta estar con la gente. La gente la pasa bien y yo también. Nos reímos mucho”.
Diseño de sonido fue lo que estudió Martín en su país natal. Querría, algún día, volver a sus orígenes e incursionar en el cine y en la industria de la música. Sin embargo, nos cuenta, en ZUKI está bien. Ya lleva siete años repartiendo sushi y felicidad entre comesales agradecidos y lleva otro tanto organizando a los garzones del lugar que son también todos extranjeros. Matías nos acompaña a la puerta. “Si vuelven, quiere decir que el servicio fue bueno”, nos dice. Y nosotros volvimos y volveremos.