TXT Ignacia Uribe
IMG Chavezónico
Hay quienes creen que el mundo cada vez está peor: los mares llenos de plástico, los polos derritiéndose, el consumo de carne y bienes avanzando y la población mundial multiplicándose. Y aunque todo esto es cierto, y son los mayores problemas de nuestra época, soy de quienes cree que el mundo cada vez está mejor: gracias a la masificación de Internet estamos más informados, somos capaces de organizarnos y millones de personas estamos cambiando nuestros hábitos de consumo. BienBebidos a la Revolución Verde, esa que comenzó con las nuevas generaciones pero que hoy llega hasta las más antiguas, quienes también –quizás con un poco más de dificultad– están realizando algunos cambios.
En los últimos años, corrientes como lo Zero Waste –o Basura Cero, en español– y el veganismo se han convertido en tendencias a nivel mundial, tanto así que cada día vemos a más empresas sumándose a alguna de estas acciones: desde dejar de entregar bolsas plásticas en las compras, cambiar las bombillas de plástico por bombillas de acero o de vidrio, y ofrecer alternativas 100% vegetales en sus menús [como han hecho últimamente cadenas como McDonald’s, Burger King, Domino’s, Taco Bell, entre otras en el extranjero, y en Chile Dominó y Melt Pizzas]. Obviamente, estos cambios vienen tras una demanda de nosotros, los consumidores, por productos más sustentables. Por ejemplo, según datos de la Encuesta Nacional de Medio Ambiente, un 29% de los chilenos está “muy dispuesto” a reducir su consumo de carne, y un 25% se declara “bastante dispuesto”; en total, más del 50% de la población, una cifra que hace una década, cuando apareció el primer informe de la ONU sobre la relación entre la ganadería y el cambio climático, nadie se hubiera imaginado alcanzar.
Personalmente, yo también he cambiado mis hábitos en estos últimos años: pasé de ser vegetariana a vegana; ya no compro botellas de plástico; tengo una bombilla de vidrio en mi mochila y composto mis residuos orgánicos. Porque, al final, no se trata de ser perfectos, si no que de ir avanzando a nuestro propio ritmo a ser consumidores más responsables. ¿Qué pasará en el futuro? ¿Dónde estaremos en los próximos 10 años? ¿Qué hábitos de hoy habremos cambiado para ser más sustentables? Lamentablemente no pudimos saberlo en la cancelada COP25 en Chile, pero instancias de ese tipo determinarán qué tan verde será nuestro futuro. Pero no olvidemos que la revolución verde comenzó mucho antes. Y, mientras más rápido nos sumemos, mejor será para todos.