TXT Loreto Oda
IMG Moira Muñoz
Todo comenzó con una historia de amor. Mejor dicho, de sanación. Michelle Lacoste entró en el mundo de la coctelería para curar una pérdida de esas que dejan huella. Al poco tiempo de estar en el rubro ya se había hecho notar, no sólo por su pelo rojo eléctrico y sus tatuajes, sino también por ese sello que la hace distinta: los botánicos. Se centró en ellos, siempre poniendo a Chile como bandera principal, y forjó su estilo, ese que la ha llevado a ser ganadora de varios concursos. Hoy está en Chharqu, bar del restaurante Peumayén, donde realiza coctelería ancestral y mueve su jigger como sólo ella sabe hacerlo.
El hielo es indispensable porque es el corazón del cocktail. Tiene que ser de buena calidad: rígido y consistente. También debes saber la cantidad adecuada a utilizar.
Las herramientas son súper importantes. Hay que tener una cuchara de acuerdo al largo de tu vaso y de tu mano. Una coctelera de vidrio o plástico si es que trabajas con plantas o flores, porque te permiten ver y eso es muy importante si no quieres que se rompan y desprendan algún sabor indeseado.
Saber de procesos para sacar buen sabor a ciertos botánicos. Puedes trabajar con destilación, extracción, tisana con tinturas madres o con infusiones. Y todo eso no es lo mismo. Si no sabes y no estudias cómo trabajar un botánico, mejor no hacerlo. Hay veces que produces y provocas el sabor contrario, porque no sabes cuál es el método de extracción de ese sabor.
Trabajar con lo que está más fresco y más cerca. Además, es complicado depender del proveedor. Hay que preocuparse de la factibilidad de tenerlo, la estacionalidad y durabilidad del producto.
La decoración. Es decir, saber cómo poner los botánicos. A las plantas las respeto mucho porque son un ser vivo. Y hay que tratarlas así hasta el final.