TXT Loreto Gatica + Sebastián Varela + Daniel Greve
Cuando la coctelería presenta el desafío de inventarse a sí misma, explorar técnicas de otras disciplinas o, sencillamente, sorprender con algo inesperado más allá de las expectativas, sucede la magia: se despega de lo conocido, de lo seguro, de la sonrisa fácil, y entra en esa dimensión exquisita en la que el cliente se hace preguntas, se desconcierta, entiende la métafora y acuña la experiencia entre sus inolvidables. Aquí, una selección de cocktails de aquellos, repletos de sentido del humor y riesgo.
TXT Loreto Gatica + Sebastián Varela + Daniel Greve
Oh, Captain! My Captain!, en Jerónimo
Santiago, Chile
De seguro ya te habrás dado cuenta de que Jerónimo no es lo que parece. Es decir, se trata de un nuevo restaurante peruano a cargo de un chef peruano, Moma Adrianzén, pero con un estilo que fusiona distintas cocinas –bitácora de viaje del chef– y habla de un carácter propio. Clave en este juego con mapamundi es una amplia carta de coctelería, a cargo del bartender peruano Kevin Cubas Paz. Una barra a la que, sin duda, no le pedirías un cocktail chato –olvídate de la añeja caipiriña– sino uno que estimule tu paladar y la cabeza de su creador. ¿La propuesta? Divertida, atrevida y bien jugada. ¿Un ejemplo? Capitán Horneado [6.600], un cazo humeante de pisco, vermouth rosso, peras y naranjas ahumadas, que llegará a tu mesa con la dulce compañía de una catrina. Av. Alonso de Córdova 3102. F: +56226080481.

¿El cocktail-ensalada?, en Boulud Sud
Miami, Estados Unidos
Aparte de ofrecernos un menú ejecutivo soberbio –con gazpacho, pulpo con naranjas, vinagreta y almendras, entre otros– la apuesta mediterránea de Boulud Sud, del chef lyonés Daniel Boulud –famoso por su restaurante Daniel, de NYC–, contempla también el despacho impío de exquisitos cocktails que se salen de la rutina. Aunque pone en un altar algunos clásicos de siempre, como debe ser, agrega al repertorio varios cocktails de autor que te dejan pensando. Uno de ellos, el Green Machine, te podrá sonar a ensalada, pero créelo: es mucho mejor. Es el resultado de la unión de vodka de chiles verdes, limón y rúcula –sí, a eso nos referíamos–, terminado con unas gotas de aceite de oliva picante –otro guiño al salad bar–. Es fresco, picante, cítrico. Una delicia que sabe a verano. ¿Una ensalada con graduación? Y más allá. Más info en www.bouludsud.com/miami.

¡Tocino en mi Negroni!, en Siete Negronis
Santiago, Chile
Puede que encuentres pocos cocktails más equilibrados –y reveladores de la calidad del bartender que tienes en frente– que un Negroni. Esa combinación perfecta y exacta entre gin, Campari y vermouth rojo siempre encuentra un espacio dentro de tu itinerario. ¿Y si le pones tocino? Sí, tocino. ¡Tocino! Esa es la apuesta de Siete Negronis, la cantina y bar que ha hecho del Negroni y sus siete versiones su carta insigne, gracias a la porfía y creatividad de los bartenders-propietarios Rodrigo Oteíza y Matías Supán. Una de sus reversiones más jugada es Bancovardier [6.000], una versión personal y ahumada del clásico Boulevardier, esta vez con bourbon infusionado en tocino frito, Campari, Martini Rosso y un trocito de tocino. Mallinkrodt 180. F: +569954088251.

El perfume, en Atrium
Melbourne, Australia
Melbourne sabe de coctelería. La industria de bares de la ciudad más bohemia de Australia es altamente competitiva y entrega inagotables sorpresas. El Atrium 35, elegante bar en las alturas del hotel Sofitel da prueba de ello con su cocktail estrella: The Parfum, una definición de extravagancia, delicadeza y creatividad. The Parfum produce una experiencia multisensorial: el intenso sabor de la mezcla de sus ingredientes –cognac categoría VSOP, gin Hendrick´s, syrup infusionado con té Earl Grey, bitter de pomelo y licor anisado– se complementa a la perfección con el aroma del humo de las hojas del mismo té que se encierra minutos antes en la copa. Pero sin duda lo que lo hace tan especial es su presentación. El líquido pasa del vaso mezclador a una botella de perfume de hielo cristalino –hecha en un freezer especial, que congela el agua de manera homogénea–, para después ser servido cuidadosamente en la copa impregnada con el maravilloso aroma de la bergamota. Para rematar, la tapa de la botella se usa como hielo y, así, el frío se mantiene de principio a fin. Placer al beberlo, olerlo y mirarlo… incluso placer al despedirlo: en los baños del piso 35, al lado del bar, se obtiene una de las mejores vistas a la parte sureste de la ciudad, con el río Yarra, los Jardines Botánicos, el Melbourne Cricket Ground y la bahía de Port Philips de adorno. Más info en www.sofitel-melbourne.com.au.